lunes, 10 de mayo de 2010

Cambalache.

Actualmente uno no sabe quien es quien, todo es grupo, todo es papel pintao. "Julio Sosa"


Cambalache.

Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!

Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...

¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...

Música: Enrique Santos Discepolo
Letra: Enrique Santos Discepolo
Tango 1934

Como un Domingo nublado.

Soledad que arrancas el alma
a tirones y empujones,
para hacerte frente
hay que ponerse los cojones.

Como un domingo nublado
con el clásico suspendido.
Y te preguntas que hace la gente,
donde están los amigos.

Cuando sientes que no corre
la sangre por tus venas.
Cuando te sientes vivo,
de a ratos y a duras penas.

Soledad que averguenzas
y empujas al abismo.
Y no dejas mas remedio,
que enfrentarse a uno mismo.

Pero no eres tan ingrata
simpre quedan las cenizas,
para dibujar con una tiza
sobre la pizarra en blanco,
la próxima sonrisa.


-El Farabute-