Como aquel cuento de Eva y Adan.
Dudando si el sueño es sueño,
o una dulce realidad.
En un mundo que desborda,
pesadillas por verdad.
En un mundo sin Códigos.
Por dos chelines se compra todo.
Donde una canción y dos letras,
completan lo que le falta,
a esa parte del todo.
Nunca falta el creyente.
Tampoco el Ateo.
Ni un café de madrugada:
"Hola soy Mateo".
Miénteme de frente,
y te besaré porque quiero.
Ni ese quien juega su Suerte
en una partida al dominó.
Preguntado si la Vida es Sueño,
si en verdad existe Dios.
Si existen mundos invisibles,
entre aquello, tú y yo.
¿Qué hará aquel Poeta,
si se enamora de tí?
Mas que rogarle a Dios,
que no le falten los sueños,
ni tus besos, rojo carmín.
La Vida será un Sueño
escrito en mayúsculas.
Si se tacha todo aquello
escrito en minúsculas.
Sin Santos ni Profetas,
que se mofen de tí.
"Dios está muerto": dijo Nietzsche.
Mientras tus labios solo laten,
cuando besan con pasión
y no niegan lo que dicen.
Hoy nuevamente me desvelo,
huyendo de la rutina.
Probando de tus besos,
sin importar lo que digan.
Palabras de aquel Poeta,
entre verdades y tretas.
Pecando por si acaso,
el Paraíso sea ésta Tierra.
Hoy que no creo en nada,
respetando tu opinión.
Será tu Santo, será tu Dios
quien tenga la razón.
Mientras me quedo con las letras,
y las palabras de aquel Poeta.
-El Farabute-
"Un dulce abrazo, un dulce beso.
Que acuñen las madrugadas,
de los que sueñan despierto.
De los que no duermen,
porque no tienen sueño".