En una noche de aquellas
donde no tenías nada mas que hacer.
Se te dió por probar tu Suerte,
por tentar a tu Destino.
Y terminaste sentado, en
una mesa de casino
enfrente de un crupier.
Me contaste que a decir verdad,
no piensas en lo que haces.
¿Será esa la causa, el motivo
de que la Suerte eche en tus manos,
cuatro Ases servidos?
Y en esa noche cualquiera
que andabas con la Suerte encima.
Como para no creerlo
a tus espaldas tenías,
a dos damas morenas.
Uno, dos, tres, cuatro Ases.
Y dos damas morenas.
Así comenzó la noche,
como una noche cualquiera.
Una era gitana.
La otra era adivina.
Una marcaba tus cartas.
La otra te quería.
Una te buscaba.
Y la otra que ni te miraba,
te perseguía.
Y así, bajo la luna por testigo.
Con cuatros Ases en la mano
y dos damas, morenas por guardaespaldas.
Perdiste la aguja entre el trigo
y ganaste, con cuatro Ases servidos.
-El Farabute-