viernes, 5 de julio de 2013

Hoy como Ayer.



Que no, que sí. Que no, que ya lo sé.
Que no, que no te hace falta me decía mi Padre. 
Que sí, que ya lo sé, le decía yo. 
Cuestión que a los 10 u 11 años yo quería ganarme mi propio dinero.

Era su primogénito y muy mimado por él. No sé si por aquel entonces me daba cuenta de cuánto amor sentía mi Padre por mí. Hoy no tengo dudas, hoy una plegaria diaria por él.

Cuestión que logré convencerlo de que me permitiera salir la calle a vender quiniela. Quiniela! (Qué insulso!!, numeritos por dinero!)

Y así salí a la calle, con mi talonario de ventas en la mano, orgulloso y bien dispuesto a conocer el mundo, lo que para mí era Todo!! (claro!, si no conocía otra cosa más que el patio de mi  casa, o las calles del barrio donde jugaba).

Con mi timidez a flor de piel, recitaba como un mantra: “Buen día! Buenas tardes! Quiere probar Suerte? Vendo quiniela”.

Así llegué a tener una clientela fija, personas mayores de edad, que me esperaban ansiosas a que pasara a la hora de siempre, para hacer sus apuestas…(las de siempre). Porque el jugador de quiniela sigue a los números, lleva la cuenta de los números repetidos, y hasta  traduce en números el contenido de los sueños.

Trabajé todo aquel verano! Gané mi propio dinero!

Pero no saben lo que me pasó! La última semana de trabajo, quiso la Suerte que aprendiera algo, para lo cual tuve que pagar con todos mi ahorros. 
Anoté mal un número, y el desgraciado salió premiado a la cabeza.

Llegué a mi casa, abrí mi cajita, junté todo el dinero que había ganado en aquel verano y fui a pagarle a mi cliente…, y aun así le quedé debiendo.
Pero mi cliente fue generoso, nunca me reclamó el faltante…Nunca más lo vi.

Que qué aprendí? Que vender Quiniela es vender  esperanzas para los necesitados de dinero rápido, o  ilusiones para los adictos al juego.

Qué paradójico! Hoy, algunas décadas después, casi sin darme cuenta (como en aquel entonces), por simple hobby, me encuentro tras los pasos de una nueva profesión, un oficio: Hoy quiero vender Momentos, Estados (“Hechos que No son…, pero que Son lo que parecen”). Hoy otra vez quiero vender Ilusiones… Señoras y Señores:
Comienza la función!!

-El Farabute-