martes, 22 de diciembre de 2009

Invitación: de Manuel Monasterio.

Para mi amigo El Farabute

Cuando hayas caído por todo abismo imaginable y te hayas abrazado a todo infierno posible. Y cada una de tus angustias, una por una hayas bebido, íntimamente hasta el fin, una y otra vez. Sin dar la espalda al cáliz, apurándolo con rabia infinita, con infinita ternura. Sin detenerte, con temor y temblor pero con firme, decida e inevitable autofagia ritual...Y devorándote a ti mismo, pedazo por pedazo, con ansia famélica y celeste de consumirte hasta consumarte, de calcinarte, de perderte hasta Encontrarte. Hasta el ultérrimo anonadamiento, cuantas veces sea posible y necesario. Y reintegrándote una y otra vez. Aún cuando todas las chances jueguen en tu contra. Precisamente cuando el universo entero y la matemática toda pareciesen estar en contra. Cuando todas las potestades infernales o celestes pareciesen arrojarse sobre ti a un tiempo todas, disputándose el botín de tus despojos, dispuestas a quién sabe qué ritual interminable, a qué absurdo laberinto o juego calcinante. Y una y otra vez te les enfrentes, con espanto, con delirio, con dolor y con congoja. Con los dientes apretados y la carne hecha jirones, con muñones o guiñapos en las manos. Pero siempre en pie, aunque cayendo permanente, en vigilia pertinaz e indispensable. Cuando todos los dioses hayan sido amados y odiados por ti, reinventados y muertos cuantas veces lo hayas dispuesto. Cuando tus ojos de tanto mirar estén ya ciegos de luz y de sombra, y con desnudas pupilas contemples en paz los templos y las ruinas. Tan amorosamente vivo como amorosamente muerto. Imposible de definir. Absolutamente incalificable. Sin deseo ya de definir o clasificar. Desnudo. Un punto atravesado por todas las rectas imaginables. Dinámicamente inmóvil. Entonces, yo te llamaré mi Hermano.


De mi novela "Y Juramos con Gloria Morir", Manuel Gerardo Monasterio


Nave sin puerto, infierno propio.


Que no te llame ni te escriba seguido,
no significa que no te sienta mi Amigo.
Pero sé que tú sabes,
por que mares navegan éstas naves.
Siempre serás un faro,
aunque no exista a la vista un puerto,
éstas en lo cierto,
que el infierno sea propio
es lo importante
que mas da,
cuerdo. o loco delirante,
vivir el propio infierno
es lo importante.
Es bueno tener un faro
aunque solo lo mire de lejos,
y cuando me olvido quien soy
me siento tranquilo
me miro al espejo.
Todo sirve en ésta vida
hasta juntar palabra que no riman.
Que el infierno sea el propio
es lo importante
allí me lanzo
siempre adenlante.
Que el infierno sea propio
es lo importante
que mas da,
cuerdo. o loco delirante,
vivir hasta morir,
estar dispuesto a todo
eso es lo importante.

-El Farabute-