fallaron los mosquetes.
Es que justo el día de su sentencia,
por haberse mojado la pólvora
fallaron los mosquetes.
Y habiendo cumplido su condena
y considerando paga ya su deuda,
sin dudas y sin dudarlo
mirando atrás y guiñando un ojo,
con una sonrisa que grita muda
...se echó a correr!
Es que justo aquel día,
a la sangre de aquel fulano
que no es mi padre ni es mi hermano,
se le dió por burbujear.
Se espantaron los fantasmas
y a los duendes acatarrados,
se les dió justo por cantar.
¡Si hubiras visto la cara de aquel tío!
Cuando se abrieron las puertas de la masmorra.
Tan feliz con sus jirones!
Con ese "nada", que nada le sobra.
Con ese desparpajo, como si fuesen dones.
Es que justo "aquel" día
tuvo tanta suerte,
que se mojó la pólvora!
Es que justo "aquel" día
tuvo tanta suerte,
que ardió la hoguera!
Es que justo "aquel" día...
fué un día cualquiera!
-El Farabute-
Muy bueno, me gustó!!
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Me gustó muy bueno...
ResponderEliminarGracias por compartir.
Cariños.
Muy bueno, me encanta. Un poema bien "mojado" en su vocabulario y descripción que invita a recordar aquéllos tiempos, tiempos que quizás aún son de "estos tiempos" y el significado escondido de tu palabra.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Adri por tu comentario. Me gusta que os haya gustado. Siempre serás bienvenida, a éste: "El Bar de la Esquina". Un gran cariño para tí!!
ResponderEliminarMary, contigo nos conocemos desde hace mas tiempo, y tus palabras, son las que le faltan a mi diccionario.
ResponderEliminarTe mando un gran abrazo!!
Muy bueno amigo Farabute, un deleite ver como desde lo fáctico se articula un discurso que evoca toda una historia. Como en los mejores tiempos, allá en la Barca de la vida.
ResponderEliminarQué tiempos aquellos amigo! Cuando navegabamos en la esa barca que tocaba puerto cada noche, a las puertas de aquel foro.
ResponderEliminarEs un honor tu presencia en éste bar, mi querido amigo Enrique!
Brindo a tu salud!